Los niños con
TEA, más que cualquier otro, muestran interés a lo que a ellos les interesa,
por eso, si los adultos dirigimos continuamente sus actuaciones no les
ofreceremos la oportunidad de hacer las cosas que realmente quieren, hecho con
el que no les daremos la oportunidad de empezar su propia comunicación.
El niño capaz
de dirigir consigue lo que quiere ya que:
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Presta más atención a lo que él mismo elige
que a lo que se le ofrece.
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Será más sociable cuando esté ocupado en
actividades que él mismo ha elegido.
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Es más fácil que el adulto y el niño se
concentren en una misma actividad cuando es el menos quien elige la misma.
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Cuando el niño dirige aprende que él tiene poder
para dirigir las cosas que van a suceder. Saber que puede influir en los demás
es un paso importante para el desarrollo de la comunicación.
-
El niño que dirige no tiene la necesidad de
cambiar el centro de atención, hecho que resulta difícil en los niños con TEA.
Por estos
motivos, consideramos que es importante que sigas la corriente a tu hijo por
medio de la estrategia O.E.E. (observar, esperar, escuchar):
-
Observar: hace referencia al hecho de vigilar a
tu hijo para observar las cosas que le interesan para poder incluirlas en
actividades conjuntas. Lo que tu hijo hace en cada situación puede guiarte sobre
donde empezar a ayudarle para que aprenda a comunicar.
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Esperar: El hecho de esperar, le da la
oportunidad al niño de enviar mensajes a su manera. Normalmente los niños tardan más que los adultos en
contestar, tiempo que será aun mayor en los niños con autismo. Por este motivo,
debes esperar al menos 30 segundos para que tu hijo responda, adaptándote siempre
a sus características y capacidad individual para que el niño no pierda el
interés.
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Escuchar: Cuando escuchas cuidadosamente los
sonidos, palabras y frases de tu hijo, aprender lo que él puede hacer y sobre
todo cómo continuar tu trabajo.
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